La prohibición fue resultado de una investigación que realizó la Administración de Alimentos y Medicamentos en roedores, pero aún no es oficial su implicación en esta enfermedad en humanos.
María Candelaria Ruiz, una abuelita de 71 años, vende diariamente comida y bebidas calientes para poder pagar sus gastos, sin embargo, pide apoyo a la comunidad.