A fin de diciembre, Kim Jong-Un anunció que ya no se sentía obligado a respetar una moratoria autoimpuesta sobre pruebas nucleares y balísticas, y que pronto develaría “una nueva arma estratégica”.
Expertos externos señalan que una epidemia de coronavirus en Norcorea podría ser devastadora, dada la escasez crónica de suministro médicos y su anticuada infraestructura sanitaria.