Desempeñaba labores en diversas gasolineras en donde le daban alojamiento, hasta que un día enfermó ante los cambios de temperatura, sin embargo, ahora vive alrededor de lo que el denomina “familia”.
El hombre de 74 años recorre las calles de CDMX con un enorme letrero colgado al pecho en el que solicita apoyo para conseguir un empleo como chofer privado o de reparto, ya que su familia depende de él.
Fue el pasado 24 de diciembre cuando don Alfredo esperaba tener algo de dinero para comprar la cena y a su familia, sin embargo una persona actuó de mala fe.
Personal del Hospital Belisario Domínguez tardó horas en comunicar a los familiares del abuelito con síntomas de COVID-19 que no lo atenderían porque no había camas disponibles.