La mujer confesó que la muerte de su hija fue en su casa a causa de una asfixia, aunque intentó resucitarla, no lo logró. Para evitar cargos, decidió fingir el secuestro.
Directivos del diario denunciaron que fueron sometidos a una “censura de facto” y a una “asfixia económica”, en aparente represalia por su posición crítica contra el presidente Daniel Ortega.