En todo el país, el gobierno griego impuso un toque de queda desde la medianoche a las 5 de la mañana, con el uso obligatorio de mascarillas al aire libre.
Más de 5 mil 500 rescatistas de diferentes agencias y ciudades trabajaban juntos para buscar sobrevivientes, en ocasiones callando a las multitudes para escuchar entre los escombros con audífonos sensitivos y arrastrándose por las grietas.
El temblor registrado el viernes por la tarde derribó edificios en Izmir, la tercera mayor ciudad de Turquía, y provocó un pequeño tsunami en el distrito de Seferihisar y en Samos.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo en Estambul que 438 personas resultaron con lesiones, de las cuales cinco estaban siendo operadas y ocho se encontraban en cuidados intensivos.