Fósil de T-Rex, espada de Hernán Cortés y autorretrato de Frida Kahlo, parte de la colección de Mauricio Fernández
El fallecido Mauricio Fernández era conocido por ser un entusiasta de la cultura, lo que lo llevó a adquirir fósiles y obras de reconocidos artistas como Frida Kahlo, Diego Rivera y Rufino Tamayo.
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Mauricio Fernández impulsó la creación del Museo de La Milarca en San Pedro Garza García. | Archivo
Mauricio Fernández Garza, el empresario, político y coleccionista regiomontano, no solo transformó San Pedro Garza García con sus gestiones como alcalde, sino que también legó al mundo un tesoro de arte, historia y paleontología.
Nacido el 12 de abril de 1950 en Monterrey, Fernández, descendiente de la influyente familia Garza —fundadores de gigantes como Alfa, Vitro y Femsa—, dedicó más de 50 años a acumular una colección valorada en miles de millones de pesos, que abarca desde fósiles prehistóricos hasta obras maestras del arte mexicano y reliquias coloniales.
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El 23 de septiembre de 2025, Fernández falleció a los 75 años víctima de complicaciones por el cáncer de pulmón (mesotelioma pleural) que lo aquejaba desde 2021.
Su partida deja un vacío en el mundo cultural, pero su legado perdura en el recién inaugurado Museo La Milarca, donde sus piezas ahora iluminan la historia humana y natural.
La pasión de Fernández por los fósiles era legendaria. Su "Gabinete del Coleccionista" alberga una de las colecciones paleontológicas más impresionantes de América Latina, con piezas que viajan millones de años atrás en el tiempo.
Destaca la cabeza de un Tiranosaurio Rex de más de 90 millones de años, un cráneo de Triceratops y el fémur de un Brontosaurus, junto a un "eslabón perdido" entre tiburones y mantarrayas.
No menos extraordinario es el Lepidotus, un pez jurásico alemán de 180 millones de años, considerado el mejor fósil conservado del planeta. Fernández también poseía la mayor colección mundial de amonitas, huevos de dinosaurio y un nido completo, además de un esqueleto de jirafa alcanzado por un rayo en su rancho.
En 2022, prestó su vasta colección de fósiles marinos del Vallecillo —más de mil piezas únicas— al Gobierno de Nuevo León para exhibiciones permanentes, cancelando planes de llevarlas a España. "Estas piezas son únicas porque no existen en ninguna otra parte del mundo", afirmaba con orgullo.
Colección de arte incluye pinturas de Diego Rivera, Frida Kahlo y Rufino Tamayo
Pero los fósiles eran solo la introducción de su afición por el arte. La sección pictórica de su acervo rivaliza con museos nacionales. Incluye el primer autorretrato de Frida Kahlo, subastado en Nueva York y con el que la artista convenció a Diego Rivera de su talento, así como un inédito "Alcatraces" de Rivera, revelado por Fernández y valorado en 15 millones de dólares.
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Obras de muralistas como José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Francisco Toledo adornan sus espacios, junto a esculturas de Alejandro Colunga y huevos de avestruz pintados por Toledo.
Su cercanía con Rufino Tamayo y Luis Barragán impulsó donaciones que enriquecieron el paisaje de Monterrey. Fernández veía en estas pinturas no solo inversión, sino un puente cultural.
El clímax histórico llega con reliquias como la espada de Hernán Cortés, el conquistador español que simboliza la conquista de México. Fernández la exhibía junto a otras armas legendarias: las de Agustín de Iturbide, Porfirio Díaz e Ignacio Allende, más la medalla de marqués de Oaxaca que Cortés recibió.
Complementan este tesoro el anillo de Maximiliano de Habsburgo, la mayor colección de monedas antiguas mexicanas, jarrones de la familia Habsburgo y ollas coloniales.
Arquitectónicamente, su colección incluye cuatro techos mudéjar españoles del siglo XV, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO —adquiridos del magnate William Randolph Hearst—, y siete arcos góticos del siglo XIII, que crean una acústica renacentista en sus salas.
Todo este "baúl de maravillas" se resguardaba inicialmente en La Milarca, la mansión de cuatro hectáreas en Chipinque, construida en siete años por el arquitecto Jorge Loyzaga con materiales naturales como tierra y paja.
Nombrada en honor a su hija Milarca Fernández Zambrano, la finca era un museo privado hasta que controversias locales —incluyendo críticas por el uso de erario en su traslado— impulsaron su donación en comodato al municipio.
En febrero de 2024, el Museo La Milarca abrió en el Parque Rufino Tamayo de San Pedro, una réplica de la casa original con 400 piezas valoradas en 2 mil 300 millones de pesos. "Es un gabinete renacentista, una cámara de curiosidades", describía Fernández, quien se volvió influencer en TikTok explicando sus tesoros.
Su filantropía trascendía lo personal: impulsó exposiciones que democratizaron el acceso al arte en un municipio rico pero exclusivo.
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- Carlos Ortega
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- Editor Web de Monterrey. Licenciado en Ciencias de la Comunicación, Maestro en Relaciones Internacionales, estudiante de Doctorado en Comunicación e Innovación Educativa por la UANL. Docente universitario.
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